SISTEMA NERVIOSO
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
Se describen diferentes etapas clave como: la
gastrulación, la neuralización y el establecimiento de las vesículas primarias
y secundarias.
Gastrulación
y diferenciación de células progenitoras neuronales
Durante
la tercera semana de gestación en humanos se presenta un evento importante
denominado gastrulación. Durante este proceso el embrión pasa de ser una
estructura organizada en dos capas (epiblasto e hipoblasto) a una formada por
tres capas (ectodermo, mesodermo y endodermo). En esta etapa se presenta el
primer indicio de formación del sistema nervioso: el establecimiento de la
placa neural.
La placa neural se forma gracias a la inducción de las células que migran debajo del epiblasto a
través del nodo de Hensen y de la línea primitiva, para convertirse en
endodermo y mesodermo.
El
nodo de Hensen actúa como un centro organizador, y es definido como un grupo de
células que emiten señales capaces de inducir y colaborar en el establecimiento
del patrón del tejido embrionario.
Las
señales emitidas por este centro organizador, por la línea primitiva y por la
notocorda inducen la diferenciación de las células ubicadas en la línea media
anteriores al nodo de Hensen, convirtiéndolas en células progenitoras neurales
formadoras de la placa neural.
Cuando
están presentes los inhibidores de BMP, las células ectodérmicas expresan Sox3,
marcador importante de la placa proneural. Este evento es importante porque
marca el momento y el sitio de señalización celular que da origen a los
diferentes destinos celulares de las células ectodérmicas que se convertirán en
sistema nervioso.
NEURALIZACION
Hacia
el final de la tercera semana, cuando está concluyendo la gastrulación, la
placa neural sufre unos cambios que llevan a la formación del tubo neural.
Dicho proceso recibe el nombre de neuralización.
La
neuralización se presenta de dos formas: la neuralización primaria, que se da
en la parte anterior de la placa, y la neuralización secundaria, que se
localiza en la parte más posterior de la placa.
La
neuralización segmenta el ectodermo en tres grupos celulares: el que queda
directamente en el tubo, conocido como ectodermo neural o neuroectodermo; el
que cubre al tubo neural, llamado ectodermo no neural, y el que inicialmente se
ubica entre estos dos y posteriormente migra a distintos destinos, las CCN
(figura 2).
El
tubo neural se cierra a medida que los pliegues se encuentran en la línea media
dorsal. Simultáneamente a este cierre se da el desprendimiento o delaminación y
luego la migración de las CCN.
Este
evento es variable entre especies; en algunas se lleva a cabo una vez se ha
cerrado el tubo, mientras que en otras empieza antes de la unión de los
pliegues neurales. La misma variabilidad aplica para la formación y el cierre
del tubo, ya que no se da simultáneamente a lo largo del eje anteroposterior,
ni de la misma forma entre las diferentes especies. Los extremos abiertos del
tubo neural son llamados neuroporo anterior y posterior. Una vez ha finalizado
el cierre de los neuroporos (día 26 de gestación para el anterior y 28 para el
posterior, aproximadamente), el tubo neural se ve como un cilindro cerrado
separado del ectodermo superficial y se da la neuralización secundaria.
Antes
de finalizar el cierre del tubo neural inicia una diferenciación macroscópica.
Esta se da como cambios en el extremo anterior del tubo neural anterior, lo que
origina las vesículas primarias.
Estas vesículas se identifican como: el
cerebro anterior o prosencéfalo, el cerebro medio o mesencéfalo y el cerebro
posterior o romboencáfalo, separadas entre ellas por valles o constricciones.
El
tubo neural restante se transforma en la médula espinal. En mamíferos, esta
termina antes del final del canal vertebral y se prolonga en una cadena de
tejido sin neuronas llamado el filum terminale. Esta zona se caracteriza por
que parece ser capaz de generar células gliales y melanocitos, pero no neuronas.
En
el momento de cierre del neuroporo posterior, las vesículas ópticas se han
extendido lateralmente a cada lado del prosencéfalo, específicamente en el
diencéfalo. Estas vesículas ópticas hacen parte de las vesículas secundarias.
El prosencéfalo se subdivide en dos vesículas secundarias, una anterior llamada
telencéfalo y una posterior, el diencéfalo. El telencéfalo forma los
hemisferios cerebrales con los ventrículos laterales; mientras el diencéfalo
genera las regiones talámicas e hipotalámicas y el tercer ventrículo.
El mesencéfalo no se divide y su luz origina al acueducto cerebral o acueducto
de Silvio.
Del rombencéfalo derivarán metencéfalo, que dará lugar a puente y cerebelo, y mielencéfalo, que dará lugar al bulbo raquídeo la médula espinal.
EL
ENCEFALO
Una vez cerrado el tubo neural, este va
ir perdiendo la forma de tubo que le da nombre debido a que va a dilatar su
diámetro en diversos puntos formando las que se conocen como vesículas
encefálicas. La dilatación más evidente se produce en la parte más anterior y
que recibe el nombre de prosencéfalo. Siguiendo al prosencéfalo, la
siguiente dilatación visible forma el mesencéfalo y después el rombencéfalo.
En el siguiente diagrama podemos ver las partes del Sistema Nervioso Central a
las que dará origen cada una de estas partes.
El prosencéfalo continuará su
desarrollo hasta diferenciarse en dos vesículas encefálicas secundarias: el telencéfalo y
el diencéfalo. Del telencéfalo derivarán los futuros hemisferios
cerebrales y ganglios basales. Del diencéfalo derivarán tálamo e hipotálamo.
Del mesencéfalo derivará la parte del tronco encefálico entre el
tálamo y el puente.
Del rombencéfalo derivarán metencéfalo, que dará lugar a puente y cerebelo, y mielencéfalo, que dará lugar al bulbo raquídeo la médula espinal.
En un principio, estos diferentes
segmentos del tubo neural están constituidos por escasas láminas celulares.
Poco a poco, las células de cada segmento se van dividiendo “rellenando” el
hueco interior del tubo y haciendo engrosar las diferentes vesículas,
constituyendo, así, los diferentes volúmenes que componen los distintos
segmentos funcionales de nuestro Sistema Nervioso Central.
LA
MEDULA ESPINAL
Durante esta etapa del desarrollo cabe
destacar que las células nerviosas van a encontrar un principio de
diferenciación funcional. Sabemos que en nuestro sistema nervioso hay células
dedicadas a la recepción de información (neuronas sensoriales) y células
dedicadas a la ejecución de acciones en base a esa información (neuronas
motoras). En este punto del desarrollo embrionario (4-5 semanas aprox.), van a
ocurrir una serie de eventos señalizadores que establecerán una
primera suerte de división funcional sensorial/motora.
Las señales “sensiorizantes” proceden
de la cresta neural y generarán en el tubo neural la formación de la placa alar
o placa de la que derivarán las neuronas que participarán en la recepción
sensorial de la mécula espinal. Es decir, de ella se formarán, grosso modo, las
neuronas de la médula espinal que se encargarán de recibir la información
sensorial procedente de nervios y órganos sensoriales, por ejemplo, la
información de temperatura de una taza que está demasiado caliente.
Por contra, las señales
“motorizantes” proceden, de nuevo, de la notocorda y generarán en el tubo
neural la formación de la placa basal, la placa de la que derivarán las
neuronas de la médula espinal que participarán en la transmisión de las señales
de movimiento a músculos y órganos.
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